Post by Kike Marina
Hay zapatillas diseñadas para practicar un deporte específico que acaban convirtiéndose en indispensables en el mundo de la moda. Pero hay muy pocos casos en los que una zapatilla diseñada para un deporte en concreto, se haya convertido en la zapatilla perfecta para otro deporte. De hecho, solo hay un caso en el que una zapatilla se convirtió en el germen de una subcultura.
A Rod Laver se le considera uno de los mejores jugadores de tenis de todos los tiempos y sus cifras podrían haber sido más espectaculares si no se hubiera declarado profesional en 1963, lo que le impidió competir en el Grand Slam durante algunos años. Durante un tiempo, la escena del tenis internacional estaba dividida en dos bloques, uno amateur que competía en los grandes torneos pero no podía cobrar por ello y otro profesional que intentaba crear nuevas competiciones y vivir de ello. Tuvo que pasar un tiempo hasta que los torneos históricos del Grand Slam aceptaran a profesionales en sus filas, inaugurando la época “Open”. Y de ahí, viene el nombre actual de estos torneos que están abiertos a profesionales y amateurs. El mayor logro para un tenista sigue siendo conseguir la victoria en todos los torneos del Grand Slam de un mismo año, y Rod Laver lo consiguió dos veces.
En 1969 adidas diseñó para él las primeras zapatillas realizada en tres capas en las que destacaban la malla y la lengüeta en PVC, además del hoy habitual rostro del jugador. Fue la zapatilla de sus grandes triunfos, pero no la zapatilla con la que pasó a la historia. Una vez retirado, adidas lanzó la que entonces llamó Rod Laver Super, un modelo que respetaba la malla de los paneles laterales pero tenía una puntera reforzada y una mediasuela completamente distinta. Eso mismo, es lo que las hizo históricas porque eran muy distintas a los polos blancos de los jugadores de tenis.
En los años setenta, Oregón era el lugar perfecto para el nacimiento de cualquier cultura underground y allí surgió un nuevo deporte, el footbag, que se juega con los pies y que consiste en realizar juegos malabares con una pequeña pelota. Las distintas categorías van desde un juego con red en el que solo se pueden usar los pies, hasta el freestyle en el que se exige una coreografía para mostrar tus trucos.
Podríamos decir que todo lo que necesitas para practicar footbag es una pelota o bolsa rellena de arena, sin embargo, hay un elemento más que vemos en todos los practicantes de este deporte: unas adidas Rod Laver.
La Rod Laver, es una zapatilla casi perfecta para controlar la pelota con los pies porque está realizada con una malla muy abierta que es capaz de amortiguar el impacto, la mediasuela es muy alta y plana y permite tener un espacio para ubicar la bola y la zona de los dedos es suficientemente amplia.
Si alguien quisiera diseñar una zapatilla específica para footbag desde cero, sería casi igual que una Rod Laver. Y digo casi porque los mismos jugadores se encargan de customizar sus zapatillas para acercarlas a la perfección. Cambian las plantillas, cortan las costuras de la puntera para que puedan abrirse más y eliminan el forro interior para tener mayor contacto.
Los footbagers no se quedan ahí. Pasan a la acción planeando campañas para pedir la reedición del modelo y, ante la negativa de adidas, ellos mismos lanzaron su propia versión. Al fin y al cabo, son los footbagers los que han respetado y recuperado la Rod Laver. Se puede decir que un campeonato del mundo de footbag es lo más parecido a una convención de Rod Lavers.