Uno de los temas recurrentes en el mundo del retail es la experiencia de compra. Esto, que muchas veces veremos como experiencia de usuario, tiene un reflejo muy importante en la manera en la que nosotros, los compradores, nos relacionamos con el producto. Pero también ocupa una parte muy importante relacionada con la disponibilidad del producto. Y aquí es donde hemos de plantearnos si la estrategia es la correcta, más allá de los resultados.
Porque en el mundo del hype, en el que parece que toda la oferta tiene su demanda y todo se agota (un tema que podéis ver en este mismo número cuando hablemos de la mayoría de edad del streetwear), puede que estemos llegando a un momento en el que lo único que se agota es el dinero, creándose así no demanda de productos, sino un continuo vaivén de productos que acaban de dos maneras: en la reventa o a precios de derribo.
¿Por qué se produce esto? Primero, como veréis en ese artículo, porque no se realiza una selección del punto de venta óptima. No, no digo que se haga mal, sino que se podría hacer mejor. Y se podría hacer mejor, como por ejemplo no seleccionando a quienes hacen campañas sobre posibles robos de un lanzamiento o que provocan colas interminables que acaban organizándose a sí mismas… mal, normalmente, lo que me sirve para parafrasear a ese señor que lo dijo: es el mercado, amigo.
O dándose cuenta de que hay vida más allá de Madrid y Barcelona. Porque no olvidemos, que la única experiencia de compra que conoce mucha gente que se ha incorporado a este mundo es la de la fría página web en la que, tras incluir sus datos, ha de confirmar que no es un robot, luego esperar una cola virtual y finalmente rezar para que en lo que se procesa el pago no se lo lleve alguien.
Por eso, ¿hablamos de experiencia de compra o de experiencia de venta en beneficio exclusivo de la marca que controla así todo el flujo de producto? Que haya marcas que vayan a empezar a trabajar de manera prácticamente exclusiva con 4 ó 5 espacios máximo en cada país puede ser contraproducente, como ya se ha visto en otros sectores. Y en realidad serán 2-3, porque uno será la propia web corporativa y otro de los espacios será Amazon… dejando un mercado de segunda mano cada vez más floreciente en manos de ese mercado, amigo que siempre se autorregula. Mal, habitualmente.
Hasta que llegue la Unión Europea y meta mano.