Magia, carisma, alegría. Esto y mucho más es lo que ha perdido el fútbol con la retirada definitiva de Ronaldinho, aunque se podría decir que su retirada del fútbol de alto nivel era ya un hecho constatado desde hace unas temporadas... Si a lo primero hubiéramos podido añadir unas dosis de trabajo y sacrificio, seguramente estaríamos hablando de uno de los grandes de la historia del fútbol, pero es lo que tienen los genios… Pocos futbolistas tienen o han tenido la capacidad de sacar una exclamación conjunta en un estadio o decidir un partido con una acción sacada de la chistera. Pocos también pueden presumir de poner en pie a la afición rival y salir aplaudido en el campo del eterno enemigo como le sucedió en el Bernabéu, siendo jugador del F.C Barcelona. Dejó Brasil y su querido Gremio de Porto Alegre para lanzarse a la aventura europea y el PSG se hizo con sus servicios. En París empezó a mostrar su talento que no pasó desapercibido para los grandes clubes del viejo continente. Joan Laporta ganaba las elecciones a la presidencia del Barça y lo trajo a España para cambiar la dinámica de un club en decadencia deportiva e institucional desde hacía años. Y vaya si lo hizo… Goles y regates inolvidables y sobre todo títulos. Después, su mar-cha a Milán y su vuelta a Brasil marcaron el declive de un excelso futbolista que aún pasado de forma, seguía dejando destellos de su magia. No solo dio alegrías en los clubes por los que pasó, sino que también fue campeón del mundo con su selección, algo que alguno de los grandes todavía no ha conseguido. Es imposible no identificar la carrera de Ronaldinho con Nike. Antes de ver su firma grabada en una bota de fútbol le vimos jugar con Total 90 (con ellas le hizo la recordada elástica a Cuartero contra el Zaragoza), Mercurial y Tiempo. También le vimos participar en spots de la marca desde bien joven, haciendo filigranas con el pelo rapado en un reparto coral, ya como protagonista bajo el eslogan “joga bonito” en el que se compara al Ronaldinho adulto, con él mismo de niño haciendo las mismas diabluras con el balón o con la selección brasileña. Después llegarían sus botas propias elaboradas sobre la base de la Nike Air Tiempo, mezclando lo clásico y lo moderno en una bota negra preciosa. Y las más recordadas, las Nike Air Legend R10 blancas y doradas con las que castigó sin piedad a defensas y porteros. Que le pregunten a Iker Casillas… Con ellas en los pies, ganó la ansiada Champions League para el Barça o salió ovacionado del San-tiago Bernabéu. Nike invirtió los colores y le hizo también esta bota en dorado con los detalles en blanco. Después luciría botas en las que ya no aparecía la clásica lengüeta, también con su sello R10 pero que ya no quedarán grabadas en nuestra memoria. Para homenajearle en su retirada, Nike lanzó la “10R City Collection” en la que sobre la silueta LegendX se estampan colores que hacen alusión a las ciudades y equipos clave en la carrera de Ronaldinho: Porto Alegre, París, Barcelona y Milán. Precisamente las dedicadas a Barcelona en lugar de llevar los colores del club, como sucede con las otras, son blancas y doradas haciendo un guiño a las Legend R10 con las que vimos su mejor fútbol.