Post by Kike Marina
La palabra más pronunciada de los últimos meses es Huarache. O Huaaraach. O Huarachi. O algo así.
Es esa zapatilla con aspecto futurista que de repente ha llenado las calles, como si el futuro hubiera llegado sin avisar. Pero ¿de dónde ha salido? ¿Qué sentido tiene? Y sobre todo ¿cómo se pronuncia?
El origen está en el mismo lugar que otras muchas zapatillas de los noventa, la cabeza de Tinker Hatfield, el diseñador de las primeras Air Max y de las Jordan más buscadas. Mientras hacía esquí acuático pensó que en sus carreras necesitaría un ajuste como el de los escarpines de neopreno. El resultado fue una zapatilla que tuviera lo mínimo; un botín de licra y una cincha en el talón para dar soporte. Era casi una sandalia y de ahí viene su nombre. Huarache es un tipo de sandalia mexicana que usaban los indios Tarahumara. Una de las tradiciones de los indios Tarahumara consistía en correr grandes distancias detrás de una bola de madera. Y cuando digo grandes distancias me refiero a carreras de 200 km.
En los Juegos Olímpicos de 1928 México envió un par de indios Tarahumara para participar en el maratón. Los dos mexicanos terminaron muy lejos de la cabeza, aunque protestaron porque el recorrido era demasiado corto, solo 42 kilómetros. Ninguno de ellos llevó Huaraches (las sandalias).
La idea de Tinker Hatfield de correr con una zapatilla que funcionara como una sandalia no fue demasiado bien acogida por los corredores, pero todavía quedaba mucho para que llegara el minimalismo al running. El concepto "Huarache" como un botín interior fue desarrollado en una línea completa de zapatillas, pero el diseño a principios de los noventa seguía siendo demasiado arriesgado. Tuvo que llegar el siglo XXI para que comenzara a sonar el nombre de la sandalia mexicana en las calles, aunque siga pareciendo tan revolucionaria como en 1991.